"... de pronto, antes de que cayera el sol, yo parado en medio de la calle, y a lado mío una camioneta blanca con vidrios polarizados, pero se dejaba ver lo que pudiera ser un cañón de algún revólver.En eso, me paro detrás de la camioneta. No vaya a ser que me quieran disparar, o abrir una puerta y ellos salir. Mínimo me daría tiempo para correr. En eso su semáforo se pone en verde, hora de que la camioneta avance y yo busque refugio. Corrí a la calle de enfrente. La camioneta dio vuelta en sentido contrario. Algo parecía estar mal. Momentos después, a una cuadra de distancia, veo que la camioneta pasa por la esquina, la distinguí por el color y su distintivo sonido del motor diésel. Esos hijos de la fregada van a dar vuelta a la cuadra para encontrarme por la calle por donde salí corriendo. Lo bueno que ya estaba oscuro. No hay casa abierta por donde meterme, así que veo una macetera de buen tamaño sobre la banqueta. Si me acuesto, quedaré inmóvil y por mi ropa y sus luces no se les dificultará encontrarme. Así que prefiero ir a gatas rodeando la macetera a manera que el arbusto me cubra de su campo de visión. Así le hice. No me vieron. Venían por mí. No sé porqué o para qué, pero me les he escapado..."